Madrid.- El trabajo, que busca contar con información sobre los conocimientos y la percepción el riesgo de la población ante la pandemia de COVID-19 y que ya presentó el mes pasado sus primeros resultados preliminares, se está llevando a cabo en otros 31 países. Con él se espera que sus resultados, que se irán completando a lo largo del año con nuevas rondas, ayuden a hacer frente a la epidemia aportando información relevante y actualizada a la hora de diseñar estrategias de salud y campañas de sensibilización.
Los resultados de esta primera ronda revelan nuevos datos sobre las preocupaciones, actividades, intereses y conocimientos de la población española entorno a la pandemia, el virus y la enfermedad.
En esta primera ronda, que refleja datos recabados entre el 27 de julio y el 3 de agosto, han participado 1.033 personas residentes en España, todas mayores de 18 años, con una distribución casi idéntica similar por sexos (50,1% hombres y 49,9% mujeres). El 30% de los participantes tenían entre 30 y 44 años, y un tercio de la muestra, entre 45 y 60. El 45% tenían estudios universitarios o FP superior y la mayor parte (56%) de los participantes refirieron estar trabajando.
Preocupación y percepción del riesgo
Según muestran las respuestas (en este enlace se puede ver toda la información sobre la metodología del estudio), la preocupación de la población respecto a la pandemia sigue siendo elevada: un 64% dice que el coronavirus le preocupa ‘mucho o muchísimo’ (en los resultados preliminares el porcentaje fue del 62%), y solo un 11% de los encuestados señala que le preocupa ‘un poco o nada’. Las principales inquietudes de los encuestados con respecto a la COVID-19 son: perder a un ser querido, las personas que no utilizan mascarilla, la posible saturación de los servicios sanitarios y un nuevo confinamiento.
En general, la percepción del riesgo frente al virus y la enfermedad sigue siendo alta. Un 42% de los encuestados cree que lo peor de la pandemia está por venir; un 23% considera que ya se está viviendo lo peor, y un 21% cree que es ‘difícil o muy difícil’ poder evitar la infección. Además, un 43% considera que la infección, de afectarles, sería ‘grave o muy grave’. Ir a sitios concurridos y utilizar el transporte público son las circunstancias que se consideran más propicias para el contagio, mientras que reunirse en casas particulares, trabajar fuera de casa y hacer la compra se consideran, según las respuestas, actividades de menor riesgo.
Conocimientos y educación en salud
Sobre el uso de la mascarilla, el 94% piensa que sirve para evitar contagiar a los demás, mientras que el 70% señala su utilidad para protegerse de ser infectado. El 86% señala, de manera correcta, que las mascarillas tienen que tapar la nariz y la boca, pero todavía hay algunas lagunas de conocimiento: por ejemplo, un 10% que cree que hay que quitarse la mascarilla para toser o estornudar.
La dificultad percibida por los encuestados a la hora de encontrar, comprender, evaluar y aplicar la información relativa al coronavirus es muy variable. Más del 75% de los encuestados refiere que le es fácil o muy fácil encontrar información sobre los síntomas y las restricciones, averiguar qué hacer en el caso de sospechar que tiene la enfermedad, entender y seguir las restricciones y recomendaciones que dan las autoridades o decidir cuándo quedarse en casa (y no ir al trabajo/colegio/actividades sociales).
La dificultad percibida aumenta, por ejemplo, cuando deben valorar si ir al médico por un problema sin relación con el coronavirus/COVID-19 o cuando tratan de saber si la información que dan los medios de comunicación es fiable.
Comportamiento y fuentes de información
Teniendo en cuenta que la encuesta se realizó entre finales de julio y principios de agosto, las medidas más frecuentemente seguidas por los encuestados para evitar el contagio durante la última semana fueron usar mascarillas (91%), lavarse las manos, usar gel hidroalcohólico y guardar distancia física (84%). Además, un 32% refirió haberse quedado en casa al tener síntoma.
Telediarios, prensa (en papel y online) y ruedas de prensa oficiales son las fuentes de información más consultadas por la población, mientras que la información procedente de los profesionales sanitarios, la OMS y el Ministerio de Sanidad son las que más confianza generan. Como ya señalaban los datos preliminares de mayo, las redes sociales son bastante consultadas, pero se confía poco en ellas. Por otro lado, la información ofrecida por los programas de debate de radio y televisión es la segunda que menos confianza genera.
Confianza ciudadana
Preguntados sobre la confianza que se tiene en distintas instituciones o colectivos para abordar los desafíos que supone el coronavirus/COVID-19, los encuestados confían en primer lugar en los científicos, seguidos de hospitales, centros de salud, Ministerio de Sanidad y comunidades autónomas.
Al consultar sobre la opinión sobre las decisiones tomadas hasta la fecha en relación al coronavirus/COVID-19, los participantes consideran, casi por igual (con respuestas del 1 al 5, en las que 5 es la máxima confianza), que las decisiones tomadas en España para reducir la propagación de la COVID19 han sido adecuadas (3,9) e improvisadas (3,8).
Las decisiones que generan mayor acuerdo entre los participantes son el uso obligatorio de mascarilla, la apertura de comercios, la libertad de movimientos entre provincias y que sean las comunidades autónomas las que determinen las normativas. Las que mayor desacuerdo generan son la libertad de movimiento entre países, la apertura de gimnasios o instalaciones deportivas, la realización de eventos y espectáculos de masas y la apertura de los bares y restaurantes.
Vacunas, ‘app’ de rastreo y brotes
Con respecto a las posibles vacunas que están en desarrollo, el 70% de las personas encuestadas señalan que se la pondrían si estuviera disponible y fuera indicada por las autoridades sanitarias. Por otro lado, el 59% responde que se descargarían una aplicación gratuita de rastreo para el teléfono móvil que le advirtiera si puede haber sido infectado con el coronavirus/COVID19.
Cabe recordar que la app oficial RadarCOVID ya está siendo implantada en modo de pruebas por varias comunidades autónomas, y que la idea del Ministerio de Sanidad es que todas ellas puedan tenerla activa para los ciudadanos a lo largo del mes de septiembre.
Al preguntar, teniendo en cuenta que la encuesta se hizo hace ya casi un mes, sobre las medidas que debería tomar el Gobierno en el caso de que se produjera un segundo brote generalizado del COVID19, las medidas con más aceptación son prohibir los eventos de masas de cualquier tipo y confinar los núcleos urbanos o las provincias más afectadas. Las medidas que más desacuerdo generan serían volver a cerrar la actividad empresarial no esencial, volver a los horarios de salida y reinstaurar un Estado de Alarma.
La investigación está liderada por la investigadora M. João Forjaz, en colaboración con Carmen Rodríguez Blázquez (ambas del CNE) y María Romay-Barja (Centro Nacional de Medicina Tropical). Además, participan María Falcón, de a Universidad de Murcia, un equipo de la universidad de Cádiz, el Ministerio de Sanidad y la propia OMS.
España se suma a la compra centralizada de la Comisión Europea de la vacuna de Astrazeneca
La Comisión Europea (CE) ha negociado durante las últimas semanas la compra centralizada de la vacuna de Astrazeneca, desarrollada por investigadores de la Universidad de Oxford. Esta vacuna es una de las alternativas más avanzadas y está ya llevando a cabo ensayos clínicos para garantizar su seguridad y eficacia.
España, junto con otros Estados miembros, se ha sumado a la compra de esta vacuna. El reparto se hará de manera equitativa entre los países acorde a su población. Al margen de este primer acuerdo, el comité negociador de la CE sigue en conversaciones con las diferentes compañías que están desarrollando alternativas de vacuna para poder satisfacer las necesidades de vacunación la Unión Europea y de terceros países.
Dos de estas negociaciones están ya muy avanzadas y las compañías prevén presentar en breve una propuesta oficial. Todas estas negociaciones se enmarcan dentro de la Estrategia Europea de vacunas, a la que se adhirió España en julio, que se basa en establecer una posición única europea que garantice el acceso global y equitativo a la vacuna para proteger al conjunto de la población.
Con esta pretensión, la Alianza Europea se enfoca en apoyar a la industria biotecnológica para acelerar los plazos hasta conseguir una vacuna segura y eficaz, incrementar su capacidad de producción y poder así garantizar dosis para la población europea.